El camino de Juan Carlos Garrido en el para powerlifting no ha sido una línea recta ni libre de obstáculos. Ha sido un recorrido de caídas, aprendizajes y triunfos. Y en cada caída, su convicción lo ha levantado con más fuerza. “Me caigo, le doy“, repite como un mantra.
Tras su participación en los Juegos Paralímpicos de Río 2016, su carrera pareció tambalearse. Tres intentos fallidos lo dejaron sin marca y sumido en una profunda frustración. “Me fue mal, pensé en retirarme. Había que hacer un cambio“. La auto presión lo consumía, y la desesperación lo llevó a una encrucijada: rendirse o transformar su mentalidad. Decidió lo segundo. La incorporación de un psicólogo fue clave. “Soy porfiado, no iba a rendirme“.
Recuperó la pasión por su deporte y comenzó a disfrutar nuevamente del entrenamiento. “Es lo que más amo, estaba olvidando que entré a las pesas porque me gustaba“. El cambio no tardó en reflejarse. Además, en octubre de 2016 recibió el Premio Nacional del Deporte de Chile 2015, convirtiéndose en el segundo deportista paralímpico en obtener esta distinción. Era una confirmación de que su camino aún no había terminado.
Los logros comenzaron a llegar en cascada. En el Campeonato Mundial de 2019, en Kazajistán, obtuvo la primera medalla chilena en esta competencia al adjudicarse el bronce. Luego, en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019, con un levantamiento de 185 kilos, se quedó con la presea de oro y batió su propio récord parapanamericano. Su mentalidad había cambiado: ya no era la presión la que lo dominaba, sino la convicción de que podía ir siempre por más.
En Tokio 2020, quedó en el cuarto lugar, apenas a un kilo del bronce. Lejos de desmotivarse, esto lo impulsó a seguir buscando la excelencia. Se repite el patrón: quería más.
La gloria en Santiago
Con dos oros parapanamericanos en su palmarés, Garrido llegó a Santiago 2023 con la ilusión de competir en casa. En lugar de ver la localía como una presión, la transformó en un impulso. Respondió como los grandes: 195 kilos alzados y una medalla de oro que quedó grabada en la historia del deporte chileno, al consagrarse como el único tricampeón parapanamericano. Las lágrimas que derramó en el podio eran el reflejo de los años de sacrificio y pasión.
Los fantasmas
Sin embargo, los miedos del pasado volvieron a aparecer en la World Cup 2024 en Tbilisi, Georgia. Tres intentos fallidos lo dejaron sin marca, algo que no le ocurría desde 2016. Con los Juegos Paralímpicos de París 2024 a la vista, la sombra de la duda se cernió sobre él. “Me afectó, pero me podía sobreponer“. Y así lo hizo. Dos días después, en la competencia por equipos mixta, junto a Camila Campos y María Antonieta Ortiz, logró que Chile se consagrara campeón.
En París 2024, Garrido alcanzó el quinto lugar, convirtiéndose de paso en el atleta chileno con más clasificaciones en Juegos Paralímpicos. Aunque mejoró su marca, terminó con una interrogante en la cabeza: “¿Sigo o no?“. Su exigencia era clara: si no podía rendir al más alto nivel, prefería dar un paso al costado. Sin embargo, su pasión era más grande que sus dudas. Regresó a Chile y volvió a entrenar como cuando era un joven de 18 años. “Todavía queda mucho que dar“.
Un nuevo año, un nuevo ciclo, nuevos desafíos
Hoy, cuatro de marzo, Juan Carlos Garrido cumple 45 años y entra en la categoría Soy Leyenda, siendo el primer chileno en lograr esta distinción. Pero su ambición no termina aquí. Su nuevo objetivo está claro: batir el récord de la categoría en la Copa del Mundo 2024, en Georgia. Para lograrlo, entrena cinco veces a la semana en doble turno y sigue un estricto control de peso y alimentación. “Me compré una balanza. Me peso dos veces al día. Hay que cumplir más que solo el entrenamiento para seguir compitiendo a gran nivel“.
Cuando mira hacia atrás, ve a aquel joven de 18 años que, con solo tres meses de entrenamiento, participó en su primer Campeonato Mundial en Dubái, alzando 105 kilos con apenas 38 kilos de peso corporal. Hoy, ese mismo joven se hace presente en su mente y le dice a su versión actual: “Me encantaría ser el Juan Carlos que eres hoy, con todos tus aciertos y desaciertos“.
Son 27 años de carrera, de sacrificio y pasión. Garrido no se define solo por su talento, sino por su corazón. “Más que talento soy corazón, y eso estuvo presente a mis 18 años, ahora y en los que vienen“.
Su historia no es solo la de un atleta, sino la de un guerrero que se ha negado a rendirse.